Las organizaciones evolucionan permanentemente: absorciones, fusiones, reconversiones… Desde el punto de vista personal, raro es el mes o trimestre en el que el ejecutivo no vive otros cambios a menor escala: asumir nuevas funciones, utilizar un nuevo ordenador o programa, modificar sistemas y procedimientos, incorporar nuevo personal …

Cualquier organización que desee mejorar o simplemente competir tiene que cambiar. El cambio es una constante en la vida profesional y es el destino del ejecutivo hoy en día.

Gestionar el cambio no es fácil, pero el directivo puede hacerlo, y puede hacerlo bien. Prescindiendo de quién esté detrás del cambio a implantar, el éxito o fracaso dependen de él, de su habilidad para inspirar y visionar el futuro, involucrar a su equipo, dominar las rutinas defensivas, diagnosticar y neutralizar las resistencias, y gobernar con tino el timón durante las fases del proceso de cambio.

Sea cual sea su ámbito de acción, tamaño u origen, el cambio nos exige ajustarnos a una variedad de nuevas situaciones: quizás tengamos que añadir nuevas destrezas, modificar nuestra operativa, utilizar nuevas tecnologías… No siempre podremos permitirnos el lujo de invertir tiempo en prepararnos, pero si no lo hacemos, en última instancia habrá errores, tareas inútiles, trabajos repetidos, excesos de producción y costes, estrés y frustración.

Por otra parte, la planificación de un cambio importante ofrece un retorno sobre el tiempo invertido, y este retorno puede ser sustancial, ya que los retos percibidos asociados con el cambio serán mucho más fáciles de gestionar. Siempre es más difícil y costoso reaccionar al cambio cuando se presenta que prepararse para el cambio futuro, es decir, ser proactivo. Aunque no existe una fórmula de fácil aplicación para hacerlo, lo que determina la relación entre ser reactivo y ser poractivo es esa destreza tan esquiva que denominamos anticipación. En definitiva, la habilidad para dar respuesta eficaz a cualquier cambio.

Jon Warner facilita al profesional diagnosticar su perfil actual respecto a las siete competencias que considera claves para gestionar el cambio:

- Ser proactivo                                           - Comunicarlo con claridad

- Involucrar a otros                                    - Romper con el pasado

- Organizar el cambio                                - Consolidar el nuevo aprendizaje

- Visionar el futuro

Dominar estas destrezas convierte al profesional en un eficaz agente de cambio.

La guía del entrenador le ayudará a interpretar en profundidad los resultados del cuestionario, tanto si esta tarea la realiza de manera individual como si lo hace en equipo o con la ayuda de un entrenador externo.

El cuaderno de auto-diagnóstico le ayudará a comprender mejor su nivel de destrezas en esta área crítica.

Esta serie Gestión por Competencias -Learning Profiles- supone un paso más en la trayectoria emprendida por ejecutivos/mandos a través del estudio de la herramienta 32 Destrezas del mando. Iniciación a la gestión por competencias -Skill Builders-, también propuestos por Jon Warner y editada en castellano por esta editorial.