Con el convencimiento de que los cambios ineludibles en la manera de proyectar el espacio público, las plazas, el paisaje, deberán llevarnos a prácticas profesionales con participación social activa, donde se obtengan procesos más eficientes que aporten a la construcción de sociedad democrática, las decisiones individuales forjarán las decisiones colectivas. Cada profesional que decida modificar su modo de proyectar y planificar el territorio a prácticas participativas, estará abriendo surcos hacia su propio desarrollo y compromiso con la sociedad. Ya que no puede seguirse proyectando como mayoritariamente se ha venido haciendo. Es evidente que no funciona de esa manera y lo que se propone aquí es una alternativa que explora sobre el vínculo entre el objeto a proyectar y los individuos a los que debe servir el proyecto. Donde construir nuevos modelos de ciudadanía, solidaridad, espíritu comunitario y tolerancia, sean objetivos centrales. Los diseñadores y planificadores del paisaje actuamos como modeladores de comunidades, donde el territorio es el gran soporte donde esa sociedad se desarrolla. Aquí se aportan ideas y técnicas, no como una única posibilidad de trabajo, sino como una puerta abierta a otras múltiples opciones en que deban desarrollarse los procesos participativos, en la planificación, diseño y gestión del paisaje.